3. El primer requisito para tener auténtica comunión con Dios no es el corazón altanero ni la mano alzada, sino todo lo contrario: El corazón humilde y el rostro postrado. A menudo, los silencios de Dios no ocurren tanto porque Dios no desee hablarnos, más bien somos nosotros quienes no nos acercamos a Él como es debido. En este episodio, por primera vez, nos es revelado el nombre de Dios: “eil-shadday”(Dios todo poderoso). Asistimos a un acto de estrecha comunión entre Dios y Abraham, en el que percibimos no solo su inmensa majestad y poder, sino también su deseo de comunión con nosotros.
Aprendemos que para tener esta relación con Dios debemos empezar considerando quién es nuestro interlocutor, y cuál es nuestra verdadera condición. Lo primero que uno hace cuando descubre a Dios es, necesariamente, caer al suelo en una actitud de humillación y adoración. Aún hoy en oriente se sigue haciendo como expresión de profunda reverencia y sentida humillación. El temor de Dios nunca debe apartarse de nosotros mientras vivimos en presencia del Todopoderoso. La actitud de Abram es la que podemos ver a lo largo de todas las Escrituras en tantos otros hombres de Dios que tuvieron un encuentro cara a cara con Él.
Con esta actitud Abram se encuentra en disposición de escuchar y recibir la Palabra que Dios le ha preparado.
Si hemos reconocido a Jesús como el Hijo de Dios debemos entonces adorarle, no podemos actuar de otra manera. Y el que adora en espíritu y en verdad lo hace humillado, porque es la actitud de aquel que es agradecido. Jesús es el Gran Rey, aquel que debe juzgarnos a todos. Él es el principio y el final de todas las cosas. En nuestra humillación, nuestras oraciones, y nuestra adoración son ofrenda agradable que nos lleva a su misma presencia. Porque sólo hay uno digno de recibir todo el poder, las riquezas, la sabiduría, la honra, la gloria y la alabanza. Aquel que murió en la cruz por salvarnos.
La adoración y la alabanza nunca terminarán. Incluso en el Cielo nos postraremos y le alabaremos ¿Lo estamos haciendo ya?
El postrarse es una señal de respecto a un superior ¿Qué otra cosa podemos hacer ante el único Dios Todopoderoso? ¿Cuál es nuestra respuesta ante el poder y la gracia de Dios? La de Abraham fue una postrada y humilde adoración.
Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; Apocalipsis 1:17
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