Génesis 15:10

  1. En este pasaje:
  • Abram cumple su parte en este ceremonial.
  • Dios está dispuesto a sellar en este sacrificio su pacto, unilateralmente, con él.

Así que, antes de que Dios selle su promesa, Abram debe proveer de los animales indicados para realizar un sacrificio delante de su presencia. Este es el modo en que Abram muestra su confianza y su fe. Así como su respeto y agradecimiento a Dios. La responsabilidad de Abram implica adoración, alabanza, y acción de gracias. Por lo tanto, Abram dispone y prepara los animales tal y como Dios mismo le ha mostrado.

La presencia de Dios sella el pacto con Abram. Él es fuego consumidor que o bien nos purifica, o bien nos destruye. Ningún sacrificio tiene validez sino es Dios quien lo ejecuta. El sacrificio de Jesucristo en la cruz pudo vencer al pecado y a la muerte, redimirnos y limpiarnos de toda maldad porque fue Dios quien lo ejecutó. Porque Dios es el autor de nuestra salvación, los que hemos creído en el Señor Jesucristo hemos recibido el Espíritu Santo en nuestras vidas. Él habita en nuestros corazones y actúa con poder dirigiendo nuestras vidas para que sean un sacrificio de adoración y alabanza a Dios.

Dios abre un camino de salvación delante de hombre. Camino abierto por Él muriendo por nosotros allí en la cruz. No hay otro modo de alcanzar la Salvación. Yo soy el Camino dijo Jesús, el Salvador. Él ha abierto la única brecha que rompe los muros de pecado y maldad. Hoy podemos seguir las pisadas de aquel que nos ha salvado porque nos ha redimido y nos dirige por estrechas sendas hacia su Reino Celestial.

Hoy, los que hemos sido salvos por su sangre, somos sus hijos amados y sus siervos. Nuestra vida debería caracterizarse por nuestro servicio a Él viviendo y proclamando la Palabra de Dios. Hoy debemos vivir con humildad y fidelidad delante de aquel que es también nuestro Señor y a quien debemos rendir cuentas. No podemos agradar a Dios y a los hombres, así que, debemos escoger. Forma parte de nuestras vidas el estar siempre dispuestos a presentarnos delante del fuego consumidor que prueba nuestra vida y nuestras obras.

Cuando observamos la crudeza de los sacrificios que demanda Dios, no debemos pensar que Dios se complace en la muerte de los animales inocentes. Debemos dirigir la mirada hacia nosotros mismos, y hacia la condición caída de la raza humana. La ofrenda y el sacrificio de los animales son agradables a Dios solo porque en ellos queda perdonado nuestro pecado y erradicada nuestra maldad. Somos librados del castigo y del juicio de un Dios que es tres veces santo.

Como Pueblo de Dios no podemos pasar por la vida sin ser nosotros mismos un sacrificio santo y agradable a Dios porque este es “nuestro culto racional”.  Vivir piadosamente, como corresponde al Pueblo de Dios siempre demandará sacrificio, es lo que corresponde a un Pueblo, adquirido, redimido para gloria y honra de Dios.

Era una costumbre en aquellos tiempos sellar un pacto solemne mediante el sacrificio de algún animal y su división en dos partes. El pacto incluía que las dos partes pasaran por medio del cuerpo dividido del animal. Ello nos habla del compromiso unilateral por parte de Dios de llevar hasta el final su plan de redención para su Pueblo. Redención que vendría de la descendencia prometida a Abraham. Aquella de la cual nacería el cordero que quita el pecado del mundo: Jesucristo.

Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí. Génesis 15:16

Esta entrada fue publicada en GÉNESIS. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.